(02/10/08)
La pala escarba en la tierra
construye la tumba.
El corazón late apurado
corre para que la vida sigua y siga con vida.
El masoquista es expulsado del vecindario
(se preserva asi la sanidad mental de los vecinos).
Una voz angelicalmente maliciosa susurra en el oído:
“Ha muerto el rey, ha muerto.”
Y el cielo se abre por un instante
con un sol que ilumina marcando el camino.
Y el camino es claro
y el camino es eterno.
“¡Porque ha muerto el rey!”
–gritan eufóricos la pala, el corazón y el masoquista.
“¡Porque ha muerto el rey!”
–insisten, eufóricos, la pala, el corazón y el masoquista
Y yo
les creo.